Capitulo VII
Ese día estaba dispuesto a hacer que Lys sacara a ese ser emplumado de su vida pero ocurrió algo, durante las horas de la madrugada, antes de que amanezca apareció alguien en mi departamento, al principio no comprendí el porque de su presencia, luego al ver su rostro todo pareció esclarecerse.
- Balban, que sorpresa verte aquí… en el mundo humano – comente con ironía y cierto grado de diversión en la voz, el demonio tenia facciones marcadas, ojos color borgoña y el cabello corto color ceniza, alto y bastante atractivo, como todos los demonios.
- No es algo que me agrade… - respondió este fríamente – pero debido a que me ordenaste informarte sobre cualquier cosa inusual o algo nuevo, mi deber era llegar hasta ti lo antes posible…
- Vaya, vaya que gran servicio es el que me prestas – sonreí complacido – al parecer el trato se esta cumpliendo tal cual lo acordamos, creí que eras de los que no hacia caso a nadie…
- No era de ellos, pero dadas las circunstancias, me conviene estar de tu lado por si algo llegara a suceder – enarque una ceja en un gesto de incredulidad – si, estoy aceptando tu poder aunque seas solo un semidemonio.
- Eso es… bastante bueno – comente lentamente y observándolo directamente a los ojos. Balban es un demonio poderoso, el demonio del engaño pero hace un tiempo atrás lo vencí gloriosamente en su propio juego, en ese momento estaba buscado demonios capaces de firmar un trato de palabra conmigo, necesitaba poder para poder realizar algo que llevaba bastante tiempo planeando, pero no podía hacerlo solo, Balban fue el primero en unirse a mi. Los demonios por lo general no cumplen los tratos, son mas bien independientes y no les gusta estar bajo el poder de ningún demonio menor… o semidemonio, pero cuando alguien los reta a un enfrentamiento y ese alguien vence, el demonio debe cumplir con su palabra gracias a su gran orgullo. - ¿Y qué es exactamente lo que te trae al apestoso mundo humano? – pregunte por fin analizando su expresión con la mirada, parecía algo ansioso.
- Encontramos algo… una pista y tienes que venir a verlo – fruncí el ceño, era el momento mas inoportuno para encontrar una pista, en este mundo tenia ya algo que vigilar y no podía dejar que Balban lo hiciera por mi, no confiaba en el para ese cometido.
- De acuerdo… - dije por fin soltando un suspiro -. Regresemos a Seol.
- Por cierto, este lugar no esta mal para ser humano, es justo lo que me esperaba de ti – sonrió sarcásticamente mostrando unos afilados dientes, no le hice caso y me adelante para salir del departamento, me siguió cerrando la puerta tras de si.
Cuando llegamos al inframundo todo parecía igual que antes, monótono y aburrido así que no nos entretuvimos mucho en el portal y nos dirigimos directamente al lugar donde se suponía que Balban tenia la pista.
- Espero que sea importante – comente cuando descubrí que nos dirigíamos al palacio de Abadía.
- Si no fuera importante no me habría molestado en ir al mundo humano – comento con amargura, como si hubiera hecho algo que no deseaba, supongo que realmente no lo deseaba, sonreí con malicia.
- De acuerdo, entonces no me queda otra – me encogí de hombros y entramos, los guardias que custodiaban la entrada de inclinaron en una reverencia.
Por suerte para mi parecía que ni Asbeel ni mi madre estaban en el palacio así que pude sentirme casi tranquilo mientras recorríamos los pasillos, para mi sorpresa Balban me llevo hasta la biblioteca el lugar, ahí nos esperaban dos demonios menores.
- Oroan y Orthon… no esperaba verlos aquí.
- Ellos fueron quienes encontraron la carta… - comento Balban y lo mire sin comprender.
- Si, la pista es una carta Daemon – respondió Oroan, tenía el cabello castaño y unos ojos oscuros y penetrantes, rápidamente busco en su bolsillo – fuimos hasta la residencia de Raum – deje que un musculo de mi rostro demostrara brevemente mi sorpresa, luego mi rostro volvió a ser inexpresivo.
- Vaya… no se me había ocurrido antes – admití, Balban se movió inquieto. – Y por lo visto a Balban tampoco – y eso si que era extraño, el peliblanco se creía superior a sus dos sirvientes, porque si, Oroan y Orthon eran dos demonios menores que servían a Balban y por lo tanto a mi. Orthon sonrió mostrando unos dientes blancos y afilados, su cabello rubio hasta los hombros se meció grácilmente con el movimiento.
- Encontramos la carta en medio de las ruinas, sabes que Raum fue asesinado por uno de los tres grandes, quizás porque sabia demasiado, de todos modos a nosotros no nos interesa, pero dejo una carta y gran parte de la biblioteca de la casa aun se mantenía intacta así que entramos y buscando entre sus cosas la hayamos – dijo Oroan entregándome el sobre, estaba abierto pero aun podía verse el sello distintivo de Raum en la parte delantera, con cuidado saque del sobre la carta, el papel apergaminado contenía solo una frase, pero de inmediato supe que se refería precisamente a lo que yo estaba buscando:
“Donde el cielo y el infierno se unen, se encuentra el equilibrio, pero donde el mal yace esta el verdadero poder.”
Raum
Mire fijamente las negras letras durante unos minutos, intentando encontrarle un significado mas allá del obvio, lo que yo buscaba estaba en el mundo humano eso estaba claro “donde el cielo y el infierno se unen…” aunque no podía comprender la segunda parte, el verdadero poder… jamás antes había oído acerca de eso, note como Balban se inclinaba a mi lado y leía también las ultimas palabras.
- ¿Qué quiere decir eso?
- No lo se… - admití doblando el papel y guardándolo en el sobre, el cual metí en mi bolsillo - pero al menos se que no me dirigí al lugar equivocado
Hace tiempo atrás, cuando tenia alrededor de diez años encontré en la biblioteca de Abadía un diario, este diario o mas bien bitácora pertenecía a mi abuelo, como toda mi vida había sido repudiado por el lo tome para intentar conocerlo un poco, pero lo que encontré ahí no habían sido anotaciones de la vida diaria, sino mas bien un cuento, una leyenda, algo realmente incierto. Al parecer mi abuelo se había enfocado en aquella historia en sus días de joven, hace cientos de años y había llegado a encontrar bastante sobre el tema. La leyenda hablaba del alma del primer ángel encerrada en un contenedor, un objeto realmente valioso para quien lo encontrara ya que si el alma era destruida los demonios reinarían porque se perdería el equilibrio, mi abuelo había querido encontrar esa alma y había viajado a través de los mundos en su búsqueda pero no había dado resultados. Desde entonces me puse a investigar a fondo, para ser yo quien destruyera esa alma y por fin ser reconocido en Seol, por todos los demonios y sobre todo por mi abuelo.
- Vamos – les indique a los demonios, quienes sin pregunta me siguieron a través del palacio. El resto del día estuvimos en las ruinas de la morada de Raum buscando mas pistas sobre el objeto que debía encontrar, olvide por completo que en el mundo humano tenia algo mas de que preocuparme hasta que se hizo de tarde y recordé que había dejado a Lys todo el día sola… a disposición de ese molesto Ángel. Ordene a Balban que continuara con la búsqueda en Seol mientras yo haría por mi cuenta el resto en el mundo humano.
Cuando regrese encontré la casa vacía, pero al rato los padres de Lys llegaron, minutos después la misma Lys entraba por la puerta, por un momento creí que habían salido juntos, hasta que su padre comenzó a regañarla
- Maldito ángel… - pensé mientras me iba al dormitorio de la chica, por supuesto nadie me había visto. Y cuando llego y la vi tan deprimida le dije muchas cosas, cosas que ya ni recuerdo bien pero que lograron hacerme sentir mal de un modo como no me sentía hace tiempo, la situación logro descolocarme y confesar uno de mis peores secretos… el resentimiento hacia mi madre, después de todo alguna vez también fui un niño. Me senté a su lado por un largo rato, sentía sus ojos clavados en mi rostro, notaba la tensión en su cuerpo, algo había cambiado en solo esos minutos de conversación, no estaba seguro de qué era pero me inquietaba.
Cuando abrí los ojos sentí como una suave brisa acariciaba mi rostro, el olor a sal me inundaba los pulmones y un sonido conocido se oía cerca.
- ¿Pero cómo? – pregunte parpadeando rápidamente mientras me acostumbraba a la luminosidad, sentí una suave risita a mi lado y me sobresalte – ¿Azael?
- Ya te gustaría – contesto Daemon dejando de sonreír, ahora que podía apreciar mejor podía ver con claridad su rostro, serio y frio como siempre, observe a mí alrededor y note que estábamos en la playa, el mar se extendía ante mis ojos infinito y azul. – Lamentablemente solo soy tu demonio personal – bromeo pero no había jocosidad en su tono sino mas bien cierta amargura, de pronto note que me tenia en brazos, sentí como mi rostro se encendía y luche por liberarme, sorprendida note como me dejaba con suavidad en el suelo.
- Lo siento – musite avergonzada por alguna extraña razón.
- Descuida, eres humana, te cuesta adaptarte rápidamente a las cosas – comento mirando fijamente el mar, al parecer sin intención de tratarme de tonta, supongo que después de todo le sale natural.
- ¿Dónde estamos?
- Emmm… ¿en serio eres tan tonta como creo que lo eres? – lo mire con cara de poco amigos – lo siento, lo siento – rio – pero es inevitable ya que es obvio donde estamos ¿no? – debo admitir que tenia razón, yo hice mal la pregunta de todos modos.
- ¿Cómo llegamos aquí? Anoche… bueno anoche estábamos en mi habitación… - me costo un poco recordar, luego de esa ambigua conversación en mi cuarto al parecer me quede dormida al lado de Daemon y ahora acababa de despertar bastante lejos de mi casa.
- Yo te traje, aunque claro, eso también es obvio – continuo riendo, metió las manos en los bolsillos y se puso a caminar por la playa sin esperar a que lo siguiera, de todos modos lo seguí – es hermoso… - comento mas para si mismo que para mi, cuando lo alcance vi que los oscuros ojos le brillaban de admiración al apreciar el mar, jamás lo había visto así y me inquieto de cierto modo ¿los demonios pueden apreciar la belleza de ese modo? Estaba realmente abrumada por todo lo que estaba descubriendo de el en tan pocas horas – quería venir a ver el mar – dijo en voz baja pero pude oírlo claramente a pesar del ruido de las olas - y pensé que tal vez tu también necesitabas salir un poco de ese lugar, el mar siempre me ha parecido un tranquilo paisaje para admirar y pensar, nos hará bien a los dos – se detuvo un momento, como pensado lo que había dicho – aunque claro, me habría gustado venir solo pero es imposible…
- Gracias de todos modos – dije sinceramente, estaba encantada por el paisaje, yo también amaba la vista del mar y todo lo que conllevaba aquello, el solo pensar que era tan infinito, tan peligroso y hermoso a la vez me encantaba… peligroso y hermoso… así como Daemon, me estremecí al pensar en eso, Daemon siendo como el mar, sin limites, sin miedos, intimidando, jugando con las vidas de las personas que osaban transgredir su autoridad – aunque creo que esto solo empeorara las cosas en mi casa – suspire resignada.
- Si quieres puedes dejar esa casa – dijo sin mirarme pero seriamente.
- ¿Y donde iría?
- Tienes tan poco valor… - comento resignado – Mira niña, estoy obligado a permanecer en tiempo humano durante el día contigo ¿crees que te diría que dejes a tu padres si no estuviera seguro que sobrevivirías fuera de esa casa? – y sin pensar solté una risita divertida, el me miro entre enojado y extrañado - ¿Qué es tan gracioso?
- Que pareciera que te preocupas por mi – solté sin pensarlo y ahora el rio – ya, lo se, se que no es por mi sino por ti pero de todos modos sonaste como un amigo preocupado, primero, hablas conmigo luego de una pelea con mis padres, luego me traes aquí para distraerme y por ultimo me dices que huya de mi casa y que de algún modo me cuidaras para que no me pase nada…
- Vale, lo entiendo, aunque no hago nada que no me reporte algún beneficio y lo sabes – dijo fríamente – puedes venir a vivir conmigo y tengo que mantenerte con vida para poder continuar aquí.
- Lo se… o bueno, lo entiendo, pero aun no estoy lista para irme de casa…
Luego de eso caminamos en silencio, nunca antes me había parecido que solo oí el sonido de las olas, sentir la brisa marina y pasear al lado de Daemon seria tan… tranquilizador, recordé por un momento a Azael y una mezcla de culpabilidad y tristeza se apoderaron de mi, hasta que sentí la mirada fija del semidemonio en mi rostro y me pregunte cómo seria realmente Daemon.
- ¿Qué te preocupa? – pregunto frunciendo el entrecejo y deteniéndose - ¿Ya extrañas a ese hombrecito en pañales?
- Su nombre es Azael – dije molesta – y en realidad estaba pensando en ti – y luego de decir las palabras comprendí que eso sonaba extraño, el levanto las cejas interesado y con un amago de sonrisa en el rostro – me refiero a que… bueno ayer Azael me mostro su verdadera forma, me conto que los humanos no podíamos apreciar realmente todo lo que hay a nuestro alrededor y por eso no sabíamos ver y luego hizo algo con sus manos y pude verlo, y bueno, me preguntaba si tu también eres diferente a como te ves.
- Claro que soy diferente – dijo aburrido y por un momento imagine como seria, quizás tuviera cuernos en la cabeza y cola de demonio o unas alas membranosas y huesudas, me estremecí nuevamente – uhmh supongo que estas pensando que tengo un aspecto de lo mas aterrador – adivino divertido.
- Si… bueno por lo general pintan a los demonios como seres horribles y terroríficos…
- Pues se equivocan – comenzó a caminar de nuevo y lo seguí – esa es la absurda idea humana de que el mal es algo desagradable, típico de la iglesia que mete en las cabezas de la gente que el infierno es el peor lugar al que se puede acudir, que arderas en llamas o que veras las peores calamidades ahí, pero no es así, de echo lo que ustedes llaman el infierno es de donde yo vengo, Seol, y es el lugar mas impresionante que hayas visto jamás, construcciones detalladas, grandes lujos y los demonios… por si no lo sabias los demonios fuimos creados al mismo tiempo que los ángeles, ambos siendo hermosos y eso con el tiempo no ha cambiado… - se quedo en silencio un momento y creí que no iba a agregar nada mas hasta que hablo de nuevo – El mal es hermoso Lys, nosotros apreciamos lo bello mas que nada en el mundo, ambiciamos tener todo lo que otros no podrían y lo logramos, un demonio debe ser bello para poder engañar con su apariencia…
- ¿Entonces me dejaras verte como eres realmente? – pregunte esperanzada.
- Ni en tus sueños nena – respondió con una carcajada y adelantándose, me sentí algo frustrada pero de todos modos note que su trato hacia mi había cambiado radicalmente, quizás me daría mas información si le preguntaba aunque no estaba segura si valía la pena arriesgarse.
- Daemon… - susurre.
- ¿Uhmh?
- ¿Dónde esta Azael en este momento? – vi como la tensión se dibujaba en su espalda, luego se relajo y avanzo con determinación, tuve que correr para alcanzarlo.
- El esta contigo en un futuro próximo – respondió simplemente y sin mirarme, note que me molestaba que no me observara al hablar ya que por lo general me miraba para fijarse en mis expresiones y así poder burlarse mejor de mi, pero de algún modo se sentía distante.
- No entiendo.
- Claro que no entiendes pequeña humana – dijo con socarronería – nosotros somos intemporales – explico sin embargo – es decir, el tiempo no nos afecta como a ustedes, podemos aparecer en cualquier momento, pasado, presente o futuro, aunque la mayoría prefiere mantenerse en el presente.
- O sea que Azael esta todo el tiempo conmigo, aunque ahora no este – sonaba complicado pero aun así lo entendí.
- Si, es exactamente eso.
- ¿Y tu también?
- Yo debo vivir el presente contigo, porque estas atada a mi, pero de noche no, no estoy contigo o cuando me voy a Seol, tampoco estoy contigo. – Sus palabras me hicieron sentir extrañamente abandonada pero me recordé que durante este tiempo no había conocido eso, intente explicarme el porqué de ese sentimiento pero no pude.
- Ya veo – susurre simplemente y luego baje la mirada, las olas casi alcanzaban a mojar mis zapatillas, sin embargo no lo lograban, mientras Daemon parcia incluso caminar sobre el agua, la brisa marina golpeaba también su rostro pero sus cabellos no se desordenaban, parecía como si ni siquiera la naturaleza lo desordenara, había algo en esa perfección que me hacia temerle, era tan irreal pero tan palpable que me confundía., observe sus fino perfil, las largas pestañas negras, los ojos oscuros, por un momento pude distinguir un brillo azulado en ellos pero quizás solo fue el reflejo del océano, sus labios… esos labios que me habían besado hace un par de días solamente aunque ahora se me antojaban semanas, desee sentirlos nuevamente cargada de culpabilidad., cerré los ojos desviando la mirada al tiempo que Daemon se giraba para verme.
- Note como me mirabas – sonrió malignamente – pensabas que era realmente atractivo y que te gustaría besarme de nuevo ¿o me equivoco?
- Te equivocas – mentí sintiendo como enrojecía, no sabia cómo el podía casi leerme la mente, aunque quizás si que podía hacerlo.
- No puedo leerte la mente – dijo aun mas divertido al verme en ese estado y lo odie por eso – pero eres tan evidente que no es necesario el poder de la telepatía – se acerco peligrosamente y yo me aleje asustada, soltó una risita baja y siguió caminado, nuevamente me recordó al mar, asustando solo por diversión, acercándose y alejándose rítmicamente, acariciando la playa suavemente a veces y golpeándose con furia contra las rocas otras, tan impredecible como Daemon.
- Balban, que sorpresa verte aquí… en el mundo humano – comente con ironía y cierto grado de diversión en la voz, el demonio tenia facciones marcadas, ojos color borgoña y el cabello corto color ceniza, alto y bastante atractivo, como todos los demonios.
- No es algo que me agrade… - respondió este fríamente – pero debido a que me ordenaste informarte sobre cualquier cosa inusual o algo nuevo, mi deber era llegar hasta ti lo antes posible…
- Vaya, vaya que gran servicio es el que me prestas – sonreí complacido – al parecer el trato se esta cumpliendo tal cual lo acordamos, creí que eras de los que no hacia caso a nadie…
- No era de ellos, pero dadas las circunstancias, me conviene estar de tu lado por si algo llegara a suceder – enarque una ceja en un gesto de incredulidad – si, estoy aceptando tu poder aunque seas solo un semidemonio.
- Eso es… bastante bueno – comente lentamente y observándolo directamente a los ojos. Balban es un demonio poderoso, el demonio del engaño pero hace un tiempo atrás lo vencí gloriosamente en su propio juego, en ese momento estaba buscado demonios capaces de firmar un trato de palabra conmigo, necesitaba poder para poder realizar algo que llevaba bastante tiempo planeando, pero no podía hacerlo solo, Balban fue el primero en unirse a mi. Los demonios por lo general no cumplen los tratos, son mas bien independientes y no les gusta estar bajo el poder de ningún demonio menor… o semidemonio, pero cuando alguien los reta a un enfrentamiento y ese alguien vence, el demonio debe cumplir con su palabra gracias a su gran orgullo. - ¿Y qué es exactamente lo que te trae al apestoso mundo humano? – pregunte por fin analizando su expresión con la mirada, parecía algo ansioso.
- Encontramos algo… una pista y tienes que venir a verlo – fruncí el ceño, era el momento mas inoportuno para encontrar una pista, en este mundo tenia ya algo que vigilar y no podía dejar que Balban lo hiciera por mi, no confiaba en el para ese cometido.
- De acuerdo… - dije por fin soltando un suspiro -. Regresemos a Seol.
- Por cierto, este lugar no esta mal para ser humano, es justo lo que me esperaba de ti – sonrió sarcásticamente mostrando unos afilados dientes, no le hice caso y me adelante para salir del departamento, me siguió cerrando la puerta tras de si.
Cuando llegamos al inframundo todo parecía igual que antes, monótono y aburrido así que no nos entretuvimos mucho en el portal y nos dirigimos directamente al lugar donde se suponía que Balban tenia la pista.
- Espero que sea importante – comente cuando descubrí que nos dirigíamos al palacio de Abadía.
- Si no fuera importante no me habría molestado en ir al mundo humano – comento con amargura, como si hubiera hecho algo que no deseaba, supongo que realmente no lo deseaba, sonreí con malicia.
- De acuerdo, entonces no me queda otra – me encogí de hombros y entramos, los guardias que custodiaban la entrada de inclinaron en una reverencia.
Por suerte para mi parecía que ni Asbeel ni mi madre estaban en el palacio así que pude sentirme casi tranquilo mientras recorríamos los pasillos, para mi sorpresa Balban me llevo hasta la biblioteca el lugar, ahí nos esperaban dos demonios menores.
- Oroan y Orthon… no esperaba verlos aquí.
- Ellos fueron quienes encontraron la carta… - comento Balban y lo mire sin comprender.
- Si, la pista es una carta Daemon – respondió Oroan, tenía el cabello castaño y unos ojos oscuros y penetrantes, rápidamente busco en su bolsillo – fuimos hasta la residencia de Raum – deje que un musculo de mi rostro demostrara brevemente mi sorpresa, luego mi rostro volvió a ser inexpresivo.
- Vaya… no se me había ocurrido antes – admití, Balban se movió inquieto. – Y por lo visto a Balban tampoco – y eso si que era extraño, el peliblanco se creía superior a sus dos sirvientes, porque si, Oroan y Orthon eran dos demonios menores que servían a Balban y por lo tanto a mi. Orthon sonrió mostrando unos dientes blancos y afilados, su cabello rubio hasta los hombros se meció grácilmente con el movimiento.
- Encontramos la carta en medio de las ruinas, sabes que Raum fue asesinado por uno de los tres grandes, quizás porque sabia demasiado, de todos modos a nosotros no nos interesa, pero dejo una carta y gran parte de la biblioteca de la casa aun se mantenía intacta así que entramos y buscando entre sus cosas la hayamos – dijo Oroan entregándome el sobre, estaba abierto pero aun podía verse el sello distintivo de Raum en la parte delantera, con cuidado saque del sobre la carta, el papel apergaminado contenía solo una frase, pero de inmediato supe que se refería precisamente a lo que yo estaba buscando:
“Donde el cielo y el infierno se unen, se encuentra el equilibrio, pero donde el mal yace esta el verdadero poder.”
Raum
Mire fijamente las negras letras durante unos minutos, intentando encontrarle un significado mas allá del obvio, lo que yo buscaba estaba en el mundo humano eso estaba claro “donde el cielo y el infierno se unen…” aunque no podía comprender la segunda parte, el verdadero poder… jamás antes había oído acerca de eso, note como Balban se inclinaba a mi lado y leía también las ultimas palabras.
- ¿Qué quiere decir eso?
- No lo se… - admití doblando el papel y guardándolo en el sobre, el cual metí en mi bolsillo - pero al menos se que no me dirigí al lugar equivocado
Hace tiempo atrás, cuando tenia alrededor de diez años encontré en la biblioteca de Abadía un diario, este diario o mas bien bitácora pertenecía a mi abuelo, como toda mi vida había sido repudiado por el lo tome para intentar conocerlo un poco, pero lo que encontré ahí no habían sido anotaciones de la vida diaria, sino mas bien un cuento, una leyenda, algo realmente incierto. Al parecer mi abuelo se había enfocado en aquella historia en sus días de joven, hace cientos de años y había llegado a encontrar bastante sobre el tema. La leyenda hablaba del alma del primer ángel encerrada en un contenedor, un objeto realmente valioso para quien lo encontrara ya que si el alma era destruida los demonios reinarían porque se perdería el equilibrio, mi abuelo había querido encontrar esa alma y había viajado a través de los mundos en su búsqueda pero no había dado resultados. Desde entonces me puse a investigar a fondo, para ser yo quien destruyera esa alma y por fin ser reconocido en Seol, por todos los demonios y sobre todo por mi abuelo.
- Vamos – les indique a los demonios, quienes sin pregunta me siguieron a través del palacio. El resto del día estuvimos en las ruinas de la morada de Raum buscando mas pistas sobre el objeto que debía encontrar, olvide por completo que en el mundo humano tenia algo mas de que preocuparme hasta que se hizo de tarde y recordé que había dejado a Lys todo el día sola… a disposición de ese molesto Ángel. Ordene a Balban que continuara con la búsqueda en Seol mientras yo haría por mi cuenta el resto en el mundo humano.
Cuando regrese encontré la casa vacía, pero al rato los padres de Lys llegaron, minutos después la misma Lys entraba por la puerta, por un momento creí que habían salido juntos, hasta que su padre comenzó a regañarla
- Maldito ángel… - pensé mientras me iba al dormitorio de la chica, por supuesto nadie me había visto. Y cuando llego y la vi tan deprimida le dije muchas cosas, cosas que ya ni recuerdo bien pero que lograron hacerme sentir mal de un modo como no me sentía hace tiempo, la situación logro descolocarme y confesar uno de mis peores secretos… el resentimiento hacia mi madre, después de todo alguna vez también fui un niño. Me senté a su lado por un largo rato, sentía sus ojos clavados en mi rostro, notaba la tensión en su cuerpo, algo había cambiado en solo esos minutos de conversación, no estaba seguro de qué era pero me inquietaba.
Cuando abrí los ojos sentí como una suave brisa acariciaba mi rostro, el olor a sal me inundaba los pulmones y un sonido conocido se oía cerca.
- ¿Pero cómo? – pregunte parpadeando rápidamente mientras me acostumbraba a la luminosidad, sentí una suave risita a mi lado y me sobresalte – ¿Azael?
- Ya te gustaría – contesto Daemon dejando de sonreír, ahora que podía apreciar mejor podía ver con claridad su rostro, serio y frio como siempre, observe a mí alrededor y note que estábamos en la playa, el mar se extendía ante mis ojos infinito y azul. – Lamentablemente solo soy tu demonio personal – bromeo pero no había jocosidad en su tono sino mas bien cierta amargura, de pronto note que me tenia en brazos, sentí como mi rostro se encendía y luche por liberarme, sorprendida note como me dejaba con suavidad en el suelo.
- Lo siento – musite avergonzada por alguna extraña razón.
- Descuida, eres humana, te cuesta adaptarte rápidamente a las cosas – comento mirando fijamente el mar, al parecer sin intención de tratarme de tonta, supongo que después de todo le sale natural.
- ¿Dónde estamos?
- Emmm… ¿en serio eres tan tonta como creo que lo eres? – lo mire con cara de poco amigos – lo siento, lo siento – rio – pero es inevitable ya que es obvio donde estamos ¿no? – debo admitir que tenia razón, yo hice mal la pregunta de todos modos.
- ¿Cómo llegamos aquí? Anoche… bueno anoche estábamos en mi habitación… - me costo un poco recordar, luego de esa ambigua conversación en mi cuarto al parecer me quede dormida al lado de Daemon y ahora acababa de despertar bastante lejos de mi casa.
- Yo te traje, aunque claro, eso también es obvio – continuo riendo, metió las manos en los bolsillos y se puso a caminar por la playa sin esperar a que lo siguiera, de todos modos lo seguí – es hermoso… - comento mas para si mismo que para mi, cuando lo alcance vi que los oscuros ojos le brillaban de admiración al apreciar el mar, jamás lo había visto así y me inquieto de cierto modo ¿los demonios pueden apreciar la belleza de ese modo? Estaba realmente abrumada por todo lo que estaba descubriendo de el en tan pocas horas – quería venir a ver el mar – dijo en voz baja pero pude oírlo claramente a pesar del ruido de las olas - y pensé que tal vez tu también necesitabas salir un poco de ese lugar, el mar siempre me ha parecido un tranquilo paisaje para admirar y pensar, nos hará bien a los dos – se detuvo un momento, como pensado lo que había dicho – aunque claro, me habría gustado venir solo pero es imposible…
- Gracias de todos modos – dije sinceramente, estaba encantada por el paisaje, yo también amaba la vista del mar y todo lo que conllevaba aquello, el solo pensar que era tan infinito, tan peligroso y hermoso a la vez me encantaba… peligroso y hermoso… así como Daemon, me estremecí al pensar en eso, Daemon siendo como el mar, sin limites, sin miedos, intimidando, jugando con las vidas de las personas que osaban transgredir su autoridad – aunque creo que esto solo empeorara las cosas en mi casa – suspire resignada.
- Si quieres puedes dejar esa casa – dijo sin mirarme pero seriamente.
- ¿Y donde iría?
- Tienes tan poco valor… - comento resignado – Mira niña, estoy obligado a permanecer en tiempo humano durante el día contigo ¿crees que te diría que dejes a tu padres si no estuviera seguro que sobrevivirías fuera de esa casa? – y sin pensar solté una risita divertida, el me miro entre enojado y extrañado - ¿Qué es tan gracioso?
- Que pareciera que te preocupas por mi – solté sin pensarlo y ahora el rio – ya, lo se, se que no es por mi sino por ti pero de todos modos sonaste como un amigo preocupado, primero, hablas conmigo luego de una pelea con mis padres, luego me traes aquí para distraerme y por ultimo me dices que huya de mi casa y que de algún modo me cuidaras para que no me pase nada…
- Vale, lo entiendo, aunque no hago nada que no me reporte algún beneficio y lo sabes – dijo fríamente – puedes venir a vivir conmigo y tengo que mantenerte con vida para poder continuar aquí.
- Lo se… o bueno, lo entiendo, pero aun no estoy lista para irme de casa…
Luego de eso caminamos en silencio, nunca antes me había parecido que solo oí el sonido de las olas, sentir la brisa marina y pasear al lado de Daemon seria tan… tranquilizador, recordé por un momento a Azael y una mezcla de culpabilidad y tristeza se apoderaron de mi, hasta que sentí la mirada fija del semidemonio en mi rostro y me pregunte cómo seria realmente Daemon.
- ¿Qué te preocupa? – pregunto frunciendo el entrecejo y deteniéndose - ¿Ya extrañas a ese hombrecito en pañales?
- Su nombre es Azael – dije molesta – y en realidad estaba pensando en ti – y luego de decir las palabras comprendí que eso sonaba extraño, el levanto las cejas interesado y con un amago de sonrisa en el rostro – me refiero a que… bueno ayer Azael me mostro su verdadera forma, me conto que los humanos no podíamos apreciar realmente todo lo que hay a nuestro alrededor y por eso no sabíamos ver y luego hizo algo con sus manos y pude verlo, y bueno, me preguntaba si tu también eres diferente a como te ves.
- Claro que soy diferente – dijo aburrido y por un momento imagine como seria, quizás tuviera cuernos en la cabeza y cola de demonio o unas alas membranosas y huesudas, me estremecí nuevamente – uhmh supongo que estas pensando que tengo un aspecto de lo mas aterrador – adivino divertido.
- Si… bueno por lo general pintan a los demonios como seres horribles y terroríficos…
- Pues se equivocan – comenzó a caminar de nuevo y lo seguí – esa es la absurda idea humana de que el mal es algo desagradable, típico de la iglesia que mete en las cabezas de la gente que el infierno es el peor lugar al que se puede acudir, que arderas en llamas o que veras las peores calamidades ahí, pero no es así, de echo lo que ustedes llaman el infierno es de donde yo vengo, Seol, y es el lugar mas impresionante que hayas visto jamás, construcciones detalladas, grandes lujos y los demonios… por si no lo sabias los demonios fuimos creados al mismo tiempo que los ángeles, ambos siendo hermosos y eso con el tiempo no ha cambiado… - se quedo en silencio un momento y creí que no iba a agregar nada mas hasta que hablo de nuevo – El mal es hermoso Lys, nosotros apreciamos lo bello mas que nada en el mundo, ambiciamos tener todo lo que otros no podrían y lo logramos, un demonio debe ser bello para poder engañar con su apariencia…
- ¿Entonces me dejaras verte como eres realmente? – pregunte esperanzada.
- Ni en tus sueños nena – respondió con una carcajada y adelantándose, me sentí algo frustrada pero de todos modos note que su trato hacia mi había cambiado radicalmente, quizás me daría mas información si le preguntaba aunque no estaba segura si valía la pena arriesgarse.
- Daemon… - susurre.
- ¿Uhmh?
- ¿Dónde esta Azael en este momento? – vi como la tensión se dibujaba en su espalda, luego se relajo y avanzo con determinación, tuve que correr para alcanzarlo.
- El esta contigo en un futuro próximo – respondió simplemente y sin mirarme, note que me molestaba que no me observara al hablar ya que por lo general me miraba para fijarse en mis expresiones y así poder burlarse mejor de mi, pero de algún modo se sentía distante.
- No entiendo.
- Claro que no entiendes pequeña humana – dijo con socarronería – nosotros somos intemporales – explico sin embargo – es decir, el tiempo no nos afecta como a ustedes, podemos aparecer en cualquier momento, pasado, presente o futuro, aunque la mayoría prefiere mantenerse en el presente.
- O sea que Azael esta todo el tiempo conmigo, aunque ahora no este – sonaba complicado pero aun así lo entendí.
- Si, es exactamente eso.
- ¿Y tu también?
- Yo debo vivir el presente contigo, porque estas atada a mi, pero de noche no, no estoy contigo o cuando me voy a Seol, tampoco estoy contigo. – Sus palabras me hicieron sentir extrañamente abandonada pero me recordé que durante este tiempo no había conocido eso, intente explicarme el porqué de ese sentimiento pero no pude.
- Ya veo – susurre simplemente y luego baje la mirada, las olas casi alcanzaban a mojar mis zapatillas, sin embargo no lo lograban, mientras Daemon parcia incluso caminar sobre el agua, la brisa marina golpeaba también su rostro pero sus cabellos no se desordenaban, parecía como si ni siquiera la naturaleza lo desordenara, había algo en esa perfección que me hacia temerle, era tan irreal pero tan palpable que me confundía., observe sus fino perfil, las largas pestañas negras, los ojos oscuros, por un momento pude distinguir un brillo azulado en ellos pero quizás solo fue el reflejo del océano, sus labios… esos labios que me habían besado hace un par de días solamente aunque ahora se me antojaban semanas, desee sentirlos nuevamente cargada de culpabilidad., cerré los ojos desviando la mirada al tiempo que Daemon se giraba para verme.
- Note como me mirabas – sonrió malignamente – pensabas que era realmente atractivo y que te gustaría besarme de nuevo ¿o me equivoco?
- Te equivocas – mentí sintiendo como enrojecía, no sabia cómo el podía casi leerme la mente, aunque quizás si que podía hacerlo.
- No puedo leerte la mente – dijo aun mas divertido al verme en ese estado y lo odie por eso – pero eres tan evidente que no es necesario el poder de la telepatía – se acerco peligrosamente y yo me aleje asustada, soltó una risita baja y siguió caminado, nuevamente me recordó al mar, asustando solo por diversión, acercándose y alejándose rítmicamente, acariciando la playa suavemente a veces y golpeándose con furia contra las rocas otras, tan impredecible como Daemon.